Objetivo: acabar con cinco años de supervivencia... y fracaso



Esta noche a las 6:00 de la madrugada, las 00:00 en New York, comenzará una nueva historia para los Dallas Mavericks. Si todo va bien, será una historia de optimismo e ilusión por un nuevo proyecto o la continuación y mejora del proyecto actual. Si la cosa va regular, como en los últimos años, será una historia de frustración por no haber podido dar un paso adelante y de resignación por conformarse un año más con la lucha por entrar en Playoffs y nada más. Si sale mal... mejor no pensar si sale mal. Aquí tenemos todos los rumores recogidos en una sola noticia. 

Más que nada, a partir de esta noche los Mavericks quieren dar por finalizados cinco años de sufrimiento, un sufrimiento relativo, con cuatro presencias en Playoffs que ya firmarían muchos otros equipos, pero sufrimiento al fin y al cabo para una franquicia que siempre quiere aspirar a lo máximo.

El hecho de que haya equipos que creen que pueden tener posibilidades de hacerse con Dirk Nowitzki es una señal más del fracaso global de los Dallas Mavericks en los últimos cinco años, y el argumento final es que no han ganado una serie de Playoffs desde las Finales de 2011 contra los Heat. No se puede negar que el esfuerzo ha estado ahí, y que los Mavs han sabido sobrevivir con equipos más o menos competitivos a palos tan duros como el de DeAndre Jordan de hace justo un año. Pero si queremos encontrar la raíz del problema probablemente nos tengamos que trasladar a 2011, cuando tras el lockout la NBA cambió las reglas y los Mavs las interpretaron mal y no supieron adaptarse después. 

Anteriormente, siempre supieron contrarrestar sus defectos tirando de dos armas: su habilidad para encontrar traspasos y jugadores veteranos, y la chequera de Mark Cuban. En lo primero siguen trabajando bien, pero con una diferencia: las franquicias son más inteligentes ahora que antes. Hay menos contratos estúpidos, aunque sigue habiéndolos, y hay menos traspasos en los que llevarse a alguien de calidad a cambio de pagar de más. Y aunque Mark Cuban siga entrando en esa categoría de dueño que sabes que gastará lo que sea si su equipo gana, ese grupo se ha ampliado con el nuevo boom económico de la liga que también ha restado valor a los contratos expiring, una de las herramientas favoritas de los antiguos Mavs. 

Boom económico que el propio Cuban no vio venir. Las nuevas normas del convenio de 2011 hacían que la liga fuese más restrictiva en cuanto a gasto, por lo que los Mavericks se prepararon para un duro invierno. Sin embargo, aquello no llegó a ser invierno, se quedó más bien en un par de años de fresca primavera en la que las franquicias siguieron gastando sin problema, y después comenzó a verse llegar el verano con los rumores y después confirmación de la importante suma de dinero que iba a ingresar la NBA en su siguiente contrato televisivo. La lectura fue totalmente equivocada, en su momento compartimos los motivos y estuvimos de acuerdo en estas líneas, pero ahora, aunque sea a toro pasado, sería estúpido negar que ha terminado siendo una equivocación. 

Los Dallas Mavericks no estaban preparados para ese cambio. Se tomaban el Draft poco más que como un chiste y en toda la etapa de Cuban nunca habían tenido realmente que perseguir a un agente libre importante (quizás Erick Dampier fue su mayor pesca, un pez gordo gordo). Los Mavs de la década pasada, que extenderemos hasta 2011, se construyeron con el Draft de 1998 y a base de traspasos. 

Es obvio que los Mavericks han seguido un plan estos años. Llegaron a la conclusión de que lo único que importaba en esta época era reunir estrellas, con el modelo de LeBron en Miami. Fuera de eso, han visto a todos los jugadores como piezas temporales o intercambiables hasta la consecución de esa estrella que acompañase a Nowitzki, y que hasta ahora no ha llegado. 

Estos últimos años de fracaso podrían haberse borrado el verano pasado si DeAndre no hubiese cambiado de opinión, y seguramente nos sintiéramos de forma muy diferente con el equipo al que se apuntaba hace un año cuando había acuerdo con él y con Matthews. Y probablemente la teoría de los Mavs sea correcta: para ganar hacen falta estrellas, y estrellas maduras en concreto. Pero han fallado en la ejecución de sus planes, y su completo desaprovechamiento del Draft ha sido como llevar encima una mochila cargada de piedras. Al menos ahora empiezan a tomarse el Draft en serio y con Michael Finley a cargo, y exploran otras vías como la europea. Todo por sacar el máximo partido a sus recursos de cara al futuro. 

Pero... ¿los Dallas Mavericks de esta década en la que nos encontramos? Duele decirlo, pero una colección de firmas y agentes libres totalmente olvidables hasta el momento. Salvo alguna excepción (2014 quizás), un verano decepcionante tras otro. Una losa que se arrastra por no haber sabido adaptarse, y que veremos si empieza a corregirse esta noche, o si Dirk Nowitzki sigue cargando con ella hasta el final de sus días como jugador. 
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