Los Mavs quieren aprovechar el salto salarial para pescar en Europa



Durante muchos años, Donnie Nelson fue considerado el ejecutivo de la NBA con mejores conexiones en Europa. Gestionó el salto del primer soviético a la NBA, el lituano Sarunas Marciulionis, ayudó a la financiación y formó parte del equipo olímpico de Lituania en Barcelona 92, fue uno de los mayores defensores de los jugadores europeos cuando intentaban abrirse un hueco en Estados Unidos, y culminó todo aquello siendo el principal valedor de la apuesta de los Dallas Mavericks por Dirk Nowitzki. 

Aunque hoy en día ese respeto internacional se le sigue manteniendo, ni Nelson ni los Mavs han vuelto a apostar tan fuerte por jugadores internacionales para construir sus equipos, o al menos no en jugadores que no se hubiesen confirmado ya en la NBA. Pero ahora, obligados a hacer lo que sea para sacar un roster competitivo, puede que vuelvan a mirar al extranjero para sumar activos.

No es ninguna sorpresa que David Pick informase hace unas semanas de la presencia de Nelson entre los ojeadores en la Final Four de la Euroliga, principalmente porque todas las franquicias suelen estar representadas en dicho acontecimiento. Pero el periodista señaló además que los Dallas Mavericks quieren dar un impulso a la franquicia aprovechando también la vía europea, y desde que terminó la temporada parece ser que Donnie ha pasado más tiempo en nuestro continente que en el suyo. 

Algo de lo que quizás no se esté hablando lo suficiente porque a lo mejor no se ve venir en Europa es que el salto que va a dar el límite salarial hasta los 94 millones esta temporada y probablemente hasta los 110 en la próxima va a generar una brecha importante de salarios entre la NBA y el resto del mundo. Una de las consecuencias podría ser que veamos a más estrellas europeas dar el salto a la NBA, al ofrecer esta unos salarios más elevados. 

Esto sería una diferencia con respecto a la actualidad, en la que no son pocos los jugadores internacionales que han tenido que perder dinero para jugar en la NBA. Conocido es el caso de Juan Carlos Navarro, que en su año en Memphis renunció a millones para jugar por el mínimo, e incluso el propio Salah Mejri probablemente hubiese aspirado a un contrato mejor en Europa el pasado verano que el mínimo por poco más de medio millón que firmó por Dallas. 

Puede que el efecto no sea inmediato, porque la intención inicial de Dallas y el resto de franquicias obviamente es gastarse el dinero a ser posible en jugadores que ya sean estrellas de la liga. Además los salarios mínimos y las excepciones salariales no se adaptarán hasta que haya un nuevo convenio (en 2017 probablemente). Pero para cuando llegue el momento, sea este verano o en los próximos, los Dallas Mavericks quieren tener ya en marcha contactos y relaciones (tendrán más como la de David Jelinek, o Darius Adams, o su aparente interés por Jan Vesely) que puedan darles una ventaja con respecto al resto de competidores. 
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