Ayer en Dallas era día de resaca por el concierto de Jay Z y Kanye West en el AAC y de controles médicos para los jugadores de los Dallas Mavericks. Nueve de los diez jugadores bajo contrato acudieron, con la excepción de Rudy Fernández, quien no pudo viajar a Dallas el miércoles como tenía planeado por unos problemas con su visado.
Rudy necesitaba un visado P1, destinado a atletas o artistas no inmigrantes que viajan a los Estados Unidos para participar en un evento específico, en este caso la temporada NBA. El problema es que los Mavs no se dieron cuenta de que en el visado del escolta aparecía que aún trabajaba para los Portland Trailblazers, su anterior franquicia.
Durante el entrenamiento matutino Rick Carlisle no podía dar muchos detalles sobre el asunto:
"No se exactamente cuándo llegará" decía el entrenador. "Pero estará aquí lo suficientemente pronto".
Ya por la tarde/noche local, desde las oficinas de los Mavs se confirmaba que se había realizado todo el papeleo y que éste estaba en proceso. La esperanza desde Dallas es que Rudy pueda recoger su visado el viernes en el consulado y viajar ese mismo día para incorporarse a los entrenamientos el sábado. Sin embargo el hecho de que hoy sea fiesta y el fin de semana esté a la vuelta de la esquina podría retrasar aún más su llegada.
En cualquier caso, y aunque no se arreglase su visa antes de este fin de semana, el partido de hoy de Euroliga debería ser el último que Rudy dispute con el Real Madrid esta temporada. Esta noche se espera que se apruebe el nuevo convenio de la NBA, lo que le impediría jugar el fin de semana en la liga ACB.
Eso si se aprueba el convenio. Si no se aprueba prefiero no pensar qué podría pasar.