Jose Juan Barea, nacido para luchar

Jose Juan Barea, nacido para luchar


Echándole una sola mirada en la pista, ya se puede ver que JJ Barea tiene que ser un tipo duro. Cuando entras en una competición de hombres altos como es la NBA y no llegas a medir 1,80, tienes que tener un gran corazón y mucho carácter para compensarlo.

Lo que la gente no sabe, es que Barea comenzó su lucha desde el mismo instante de su nacimiento.

Pocas horas después de nacer en Mayaguez, Puerto Rico, uno de sus pulmones se colapsó, fruto de la ingesta de líquido durante el parto por cesárea de Marta Barea.

"El mismo día que nació, desarrolló una pulmonía y su pulmón se colapsó" cuenta su padre, Jaime Barea. "Durante sus primeras 24 horas tuvo la lucha más importante de su vida. Después, estuvo 10 días más ingresado en la UCI".

"El doctor vino un día y nos dijo ´está luchando mucho, es todo un luchador`. Después de unos cuantos años, la gente se empieza a dar cuenta de lo que a nosotros nos mostró a las pocas horas de vida".

Los Mavericks y sus fans ya le conocen, pero ahora empieza a ser conocido para toda la NBA, y en especial después de una serie contra los Angeles Lakers en la que sufrió varios golpes duros, a ser apreciado por el luchador que lleva dentro. La gente empieza a comprender como un chico que no llega al 1,80 puede incluso jugar minutos de escolta en la mejor liga del mundo.

La suya es una historia de perseverancia, pero no en la forma en la que la NBA nos tiene acostumbrados. El no viene de un hogar roto o una familia pobre. La suya era una familia de éxito en Puerto Rico. Sus dos padres fueron atletas. Jaime fue un jugador de élite en el waterpolo. Marta poseía buenas cualidades para el tenis y el voleyball, deportes que enseña en la Universidad de Puerto Rico - Mayaguez.

Uno de sus hermanos, Jason, jugó a baloncesto y voleyball en la universidad, y aún es jugador profesional en el circuito de voley-playa cuando su trabajo como ingeniero civil se lo permite. Su otro hermano, Jaime, es doctor especializado en pediatría en San Diego.

Pese a no ser el más alto de los 3 (Jason es más alto, y Jaime es de su estatura), JJ fue siempre el más atlético. Su padre tenía dos reglas para ellos:

"Primero, debían ser buenos estudiantes. Segundo debían ser buenos atletas. No había otra opción".

El tamaño de Barea no hace honor a su potencia física. Durante la temporada pasada, tras una práctica, fueron muchos los jugadores de los Mavs que se quedaron lanzándole alley ups mientras el los machacaba una y otra vez.

El espíritu luchador de Barea fue el motivo por el que los Mavericks le dieron un contrato de 3 años y un total de unos 5 millones de dólares, y él ha respondido convirtiendo ese salario en una de las gangas de la liga.

"Soy un ganador, y muy combativo" dice Barea. "Soy bastante pequeño comparado con los demás, por lo que tienes que compensarlo siendo más duro y no teniendo miedo a nada ni a nadie. Siempre escuché a la gente decirme que no lo iba a lograr por culpa de mi tamaño. Siempre escuché eso. Pero nunca de boca de los que me conocen".

Cuando era pequeño, todo a su alrededor estaba relacionado con el deporte. Su madre impartía clases de educación física, y su padre practicaba deporte con sus hijos constantemente. Pero Jose siempre era el más avanzado.

Cuando tenía 3 años, estaba jugando en la liga de los de 5. A los 5, le subieron con los de 7 años. A los 10 años, Jose Juan fue campeón nacional de tenis, algo por lo que recibe alabanzas de sus compañeros de vestuario. De hecho, Jason Kidd es un buen jugador de tenis.

"Cuando termine de enseñarle a ser un base, le enseñaré a jugar al tenis" bromeaba Kidd.

En Puerto Rico, el baloncesto es el tercer deporte por detrás del baseball y el voleyball. Jaime Barea padre es ahora ingeniero de General Electric, pero ante todo sigue siendo un hombre de deporte. Y cuando vio cómo su hijo pequeño iba avanzando en el deporte, supo que tenía que permitir a JJ cada oportunidad que tuviese a pesar de su tamaño.

"Él confiaba en sus habilidades" dice Jaime. "Nunca se quejó de su altura ni de nada. Eso no fue un problema en su crecimiento. Cuando estaba en el instituto, mucha gente me decía que era una pena que no fuese más alto, que podría estar jugando en USA en la NCAA. El ha superado todo eso".

Esa tenacidad se hizo evidente cuando JJ se convirtió en el mejor jugador de baloncesto de su región, si no de todo Puerto Rico.

La familia Barea tenía conocidos en las ligas importantes de Puerto Rico, y determinaron que la manera de que consiguiese una beca deportiva en una universidad era jugar su temporada senior de instituto en Miami Christian Academy, y allí se fue, mientras dormía y vivía con el entrenador del equipo, y aprendía a valerse por si mismo lejos de su familia.

Ya adaptado en Miami Christian Academy, el base les lideró a un récord de 38-2 y a ser los campeones del estado de Florida, siendo nombrado él mejor jugador de la competición. Universidades como Marquette y Oregon State empezaron a preguntar por él, pero el jugador decidió marcharse a los Huskies junto con otro nativo de Puerto Rico, Frank Martin, quien era asistente en Northeastern.

Antes de que Barea entrase a Northeastern, estuvo en el Moody Coliseum en el campus de SMU, participando en los Global Games, torneo que empezaba a convertirse en uno de los más importantes para los equipos juveniles.

"Recuerdo claramente su participación en los Global Games, y estaba deseando que consiguiese una beca porque me pareció un gran chaval" dice Donnie Nelson, Presidente de Operaciones de los Mavs y organizador de los Global Games. "Le estuvimos siguiendo de cerca en la universidad, y esperábamos que fuese invitado a algunos training camps de ojeadores".

Mientras Barea se sacaba en Northeastern la carrera de Sociología, sus números y su juego fueron mejorando cada vez más, hasta acabar su carrera de 4 años con promedios de 20,3 puntos y 6,5 asistencias por partido. En su última temporada además fue el décimo octavo máximo anotador de la nación, y el tercero mejor asistente, valiéndole para ser nombrado mejor jugador de su conferencia.

Los Mavs se sintieron afortunados de poder hacerse con Barea como jugador no drafteado. Después de un paso por la D-League y escasos minutos de juego en las primeras temporadas, con la llegada de Carlisle Barea se hizo con un puesto fijo y minutos en la rotación, los cuales ha ido aumentando cada temporada.

Hoy, Barea sigue progresando. Durante el año 2011, sus promedios han subido a 11,4 puntos y 4,6 asistencias por encuentro. Siendo agente libre este verano, sin duda se ha ganado un aumento en su contrato, y pese a que él siempre ha dicho que su intención es continuar en Dallas, quizás estos no puedan igualar económicamente las ofertas que otros puedan extenderle.

Además, graba anuncios para televisión, posa en sesiones fotográficas para revistas de deporte y estilo, colabora con campañas de Cruz Roja y tiene su propio programa de radio.

Con el primer contrato importante que recibió de los Dallas Mavericks, Jose se compró una casa de veraneo en Rincón, en la costa noroeste de Puerto Rico, y otra en Dallas, con cuatro cuartos para las ocasiones en las que le visita su familia, en la que vive con su pequeño perro guardián, Dusty, y a la que quizás pronto se mude su novia Zuleyka Rivera, Miss Universo 2006 con la que espera casarse y tener hijos.

"Es un ganador y un trabajador nato, continúa mejorando su repertorio y no tiene miedo a nada. Y es duro como una roca" dice de él Donnie Nelson.

Desde el mismo momento de su nacimiento, a Barea no le quedó otra opción.



Breve reportaje sobre JJ Barea hace dos años

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